Víctima, de un loco comunista.
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba.
La campaña mediática de la dictadura, consiste en tergiversar la labor de los opositores y disidentes, en pro del cambio o por lo menos de reformas, que hagan más llevadera la vida de los cubanos. Ellos, enquistados en su intransigencia, no seden ni un tantito. Pero nuestro deber es continuar presionando.
Resulta que ahora, en los periódicos, la radio y la televisión, nos hemos puesto de moda, ellos que siempre nos han ignorado. Están tratando de crear un ambiente de rechazo a nuestros reclamos y constantemente en sus spot, radiales y televisivos nos insultan y denigran, estableciendo un ambiente de intolerancia y miedo, a los que llaman, los asalariados del imperio.
Esta campaña incide en algunos, que desinformados, creen todas las mentiras y de otros que ignorantes, piensan que en un cambio de sistema saldrán perjudicados. Acostumbrados muchos, a majasear y a vivir del cuento. Incluso mi abuela, aun viva y lúcida, con sus noventa y seis años, me recuerda los trabajos que pasó en la Habana, en el capitalismo, antes de sobrevenir la ‘revolución’, aunque sigue teniendo ese espíritu emprendedor, que se vive en las sociedades donde tu bienestar tienes que ganártelo con tu esfuerzo. Ella aun sabe mantenerse a si misma, haciendo pequeños negocios, en estos tiempos en que no se puede vivir de una pensión.
Resulta que tengo un vecino, que fue delegado de la circunscripción, en que vivo, y que está postulado para las próximas ‘elecciones’, militante del Partido Comunista, pero que en otra época poseyó un razonamiento lógico y coherente. Siempre debatíamos sobre cuestiones políticas e incluso coincidíamos en los tiempos del cambio en la U.R.S.S. Comprábamos y leíamos, Novedades de Moscú, Tiempos Nuevos, Sputnik y los intercambiábamos cuando comenzaron a escasear por la censura a la que los sometió el gobierno cubano, temeroso este, de los cambios políticos y que luego los prohibió completamente.
Ese vecino tiene un hijo, de algo más de cuarenta años y que ayer supe, que era esquizofrénico y paranoico, aunque la dictadura no tuvo recato en enviarlo a la guerra de Angola, en la que adicionó una psicosis de guerra y de comunismo. Ayer en la tarde después de regresar de tirar mis piedras a los tejados de la dictadura a través de la Internet, salí a la puerta del solar donde vivo y el al verme, comenzó a insultarme desde el balcón de su casa, situada en un tercer piso del edificio de enfrente. Me decía contrarrevolucionario, gusano, vende patria y todos los insultos, que nos cuelga la dictadura castrista y sus ‘propaganderos’, aun más, utilizaba palabras obscenas. Algo le contesté pero le hice, poco caso.
Más tarde el bajó de su casa e inmediatamente lo aborde, pidiéndole explicación por los insultos que me había hecho, el alegaba, que yo le había saludado en el Vedado, en poder de un portafolio que uso, bastante viejo, pero al que le inserté una pegueta con la palabra cambio y con el que voy a la Sección de Intereses de los Estados Unidos de América y camino por las calles de La Habana. Claro lo saludé, porque es mi vecino y porque desde siempre, conversábamos e intercambiábamos ideas, nunca pensé que estuviera loco, aunque sabia que estaba un poco alterado de los nervios.
Al abordarlo e increparlo por los insultos, sin intención agresiva de mi parte, me sorprendió y me propinó un soberano puñetazo, en la boca, que me hizo caer, incluso me golpee en el sentido con el escalón de su casa. No se si me traerá consecuencias nefastas, porque aun tengo mareos y ese es un golpe bastante peligroso. Tal vez ese loco logre lo que no ha podido lograr la Seguridad del Estado cubana. Sin alarma, espero que este golpe no me provoque algún coagulo ó un derrame cerebral, aunque ciertamente no pienso visitar al médico. Verdaderamente, soy duro de matar.
El loco en su psicosis, hace constantes ejercicios físicos e incluso nada kilómetros y pesca submarino, está muy fuerte y simplemente me sorprendió del todo. Yo, que soy el ‘fajarin’ del barrio, desde siempre y el que me precio de ser un formidable guerrero y de tener una tremenda agilidad y pegada, no pude esquivar el golpe, aunque se lo devolví, pero no con tanta fuerza como en otra época, tal vez, me esté poniendo viejo, a mis cincuenta y siete años, que cumpliré, el mes que viene.
Hoy tengo los labios hinchados, pero sigo teniendo la esperanza de ver el fin de la dictadura y si no me muero, seguiré apedreando los tejados de la dictadura. Este es parte del ambiente de confrontación e intolerancia que propician los tiranos, con su miedo de perder el poder y con la enorme cantidad de locos que pululan por las calles de Cuba, no se sabe, a donde llegaremos.
Aprovecho el tema, para continuar escribiendo y prolongar mi labor, por exigir respeto, a las libertades de todo tipo, por la democracia y los derechos humanos, que nos conculca la tiranía castrista.
PRENSA INDEPENDIENTE DE CUBA.
Ciudad de la Habana, 21 de abril de 2010.
AÑO FINAL DE LA DICTADURA CASTRISTA.
LAPRENSA QUE NO TEME A LA CENSURA DE LA DICTADURA.
¡PRESENTE!
Etiquetas Héctor Julio Cedeño Negrín, Violencia |
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